Después de muchos y largos meses de espera, pasando cerca de alguno de nuestros bonitos barrancos y desviando la cabeza sabiendo que el frío y el deshielo los hacen impenetrables, completamente salvajes, sin doma ni dueño, hoy por fin nos hemos adentrado con un grupo de valientes en el Navedo. El agua baja con mucha abundancia y hace de rogar a nuestro cuerpo más que otros días para entrar en calor, pero después de tanto tiempo sin mojarnos todo esto nos da igual. ¡Va a ser una aventura brutal!
Parece que la temporada arranca, estamos calentando motores… ¡y ya no vamos a parar! 🙂